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PROYECTO ADOLESCENTES
“FORTALECIMIENTO DE CAPACIDADES EN ADOLESCENTES, PARA QUE
ARTICULEN REDES Y SEAN LOS NUEVOS LIDERES EN SU COMUNIDAD”

ADJP – SAN MARTÍN.
MEMORIA DEL PRIMER RETIRO
Esta primera jornada espiritual lo realizamos en separando los grupos por zonas:
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San Pablo y Consuelo
se desarrolló en un recreo turístico ubicado en un caserío de San Pablo, el
17 de agosto del 2019.
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Limón y Libertad
se desarrolló en una chacra de una de las integrantes del grupo de Libertad,
cerca al distrito de San Hilarión, el 24 de agosto del 2019.
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Los 2 grupos de Bellavista
se desarrolló cerca al río en el mismo distrito de Bellavista, el 31 de
agosto del 2019.
Contamos con el apoyo de los asesores, salvo en el caso de
los 2 grupos de Bellavista, donde asumimos la responsabilidad de asesores Angie
y mi persona.
La duración del retiro fue desde las 7.30 hasta las 3 de la
tarde.
El programa que se desarrolló durante ésta jornada es la siguiente:
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Se inició con canciones cristianas.
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Se realizó una dinámica (Solo no puedes),
ésta dinámica trata de lo imposible que es deshacerte del pecado de tu vida
por ti mismo. Lo que se aprende es que sólo con la ayuda de Jesucristo se
puede hacer. Comienza dando un pedazo de cinta adhesiva o pegamento a cada
uno de los jóvenes asegúrate de que todos tengan un pedazo. Luego anuncia
que van a realizar un concurso, pídeles que tomen la cinta adhesiva y que se
la peguen en la parte de atrás de la mano izquierda, asegúrate que todos lo
hagan bien. Una vez que todos lo hagan explica que el concurso va a dar
inicio y que no se vale hacer trampa. Se trata de ver quien puede quitarse
la cinta de la mano izquierda usando nada más que la propia mano izquierda.
Al percatarse que nadie puede, explícales que así es el pecado en la vida
del hombre. Luego pídeles que con la mano derecha remuevan la cinta.
Explícales nuevamente que la mano derecha representa a Jesús que viene a
ayudarnos y limpiarnos si nosotros se lo pedimos. La mano izquierda = el
hombre, La cinta = el pecado y La mano derecha = Jesucristo.
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A continuación, se les entregó papeles en blanco a los participantes para
que escriban que es lo que más me lastima (sin poner nombres en los
papeles), luego se procedió a leer algunos, creando un debate muy
constructivo, finalmente quemamos los papeles.
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A
continuación, se lee la parábola la oveja perdida (Lucas 15/1)
Todos los
recaudadores de impuestos
y los pecadores
se acercaban a Jesús
para oírle, y
los fariseos y los escribas murmuraban, diciendo: Este recibe a los pecadores y
come con ellos.
Entonces
Él les refirió esta parábola, diciendo: ¿Qué hombre de vosotros, si tiene cien
ovejas y una de ellas se pierde, no deja las noventa y nueve en el campo y va
tras la que está perdida hasta que la halla? Al
encontrarla, la pone sobre sus hombros, gozoso y cuando llega a su casa, reúne a
los amigos y a los vecinos, diciéndoles: “Alégrense conmigo, porque he hallado
mi oveja que se había perdido.” les
digo que, de la misma manera, habrá más gozo en el cielo por un pecador que se
arrepiente que por noventa y nueve justos que no necesitan arrepentimiento.
Después se hizo una
reflexión a respecto de la parábola, concluyendo con un correo que Dios envió a
cada participante “TU ERES EL MILAGRO MÁS GRANDE DEL MUNDO”

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A
continuación, se formó 4 grupos, y se les entregó a cada uno una parábola
para luego ser escenificado y el resto de participantes tenían que adivinar
que parábola era (Parábola del sembrador, Jesús calma la tempestad, el buen
samaritano y la mujer adúltera).
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El ponente lee una
historia
El
Papel Arrugado:
Contaba un predicador que, cuando era niño, su carácter impulsivo lo
hacía estallar en cólera a la menor provocación. Luego de que sucedía, casi
siempre se sentía avergonzado y batallaba por pedir excusas a quien había
ofendido. Un día su maestro, que lo vio dando justificaciones después
de una explosión de ira a uno de sus compañeros de clase, lo llevó al salón,
le entregó una hoja de papel lisa y le dijo: ¡Arrúgalo! El muchacho, con
cierta sorpresa, obedeció e hizo con el papel una bolita. Ahora, volvió a
decirle el maestro, déjalo como estaba antes. Por supuesto que no pudo
dejarlo como estaba. Por más que trataba, el papel siempre permanecía lleno
de pliegues y de arrugas. Entonces el maestro remató diciendo: El corazón de
las personas es como ese papel. La huella que dejas con tu ofensa será tan
difícil de borrar como esas arrugas y esos pliegues.
Almorzamos todos juntos y
antes de retornar los chicos realizaron un poco de deporte.
Cristina Ramírez-Saelens.
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